Ridículo y falta de respeto contra el Real Madrid
El Real Madrid es el equipo de fútbol más famoso del mundo. Pero también es el más exitoso de la historia del fútbol, o lo que es lo mismo, el más ganador.
Y como suele suceder siempre, el éxito va a acompañado de sentimientos tan negativos como la envidia, los celos, la hipocresía y la mezquindad por parte de quienes vean materializadas sus frustraciones en el éxito del Real Madrid.
De ahí que, todo el que no es capaz de reconocer su inferioridad futbolística frente al coloso de Chamartín, y a menudo todos los que no son capaces de vencer al equipo blanco, apelan al autoengaño y a la mentira para desmerecer el éxito blanco.
En un partido en el que la Juventus de Turín mostró más ganas de las que se esperaban, y en el que el Real Madrid dejó en evidencia algunas de sus debilidades, un gol de penalti de Cristiano Ronaldo en el minuto 98, impidió que se consumara una de las mayores debacles de la historia del fútbol.
Con el partido 0 – 3 a favor de la Juve, el árbitro inglés Michael Oliver pitó un penalti a favor del Madrid que destrozó de un zarpazo las esperanzas de La Vecchia Signora.
El portero de la Juventus, Gialuigi Buffon y el resto de jugadores entraron en cólera. ¿Cómo había sido capaz el árbitro de pitar un penalti a segundos de una prorroga? ¿Por qué acabar el partido de forma tan rotunda y cruel?
Tal fue la locura del portero blanquinegro que fue a por el árbitro con insultos que le llevaron a la expulsión inmediata con tarjeta roja. Y Cristiano Ronaldo, que no falla nunca, anotó el gol que terminó con la pesadilla blanca y que transportó a los de Turín directamente al infierno.
Ridículo y falta de respeto
Los jugadores de la Juve alegaron robo, cuando la realidad es que el penalti era tan legal como cualquier otro. ¿Polémico? Quizás, pero legal. Un penalti que se habría penalizado sin problema en cualquier otra etapa del partido, terminó siendo la excusa barata de los jugadores juventinos.
Resulta indignante la facilidad con la que muchos futbolistas, comentaristas deportivos, técnicos, y hasta propietarios de grandes equipos de fútbol insultan y difaman al Real Madrid.
Para los perdedores, la autocrítica no existe. Cuando pierden, siempre ven una mano negra que favorece al Real Madrid. Aunque curiosamente, esos mismos guardan silencio cuando ocurren acontecimientos más que sospechosos que favorecen a otros equipos.
Es tal el nivel de ridículo de algunos, que se atreven a decir que el Real Madrid compra árbitros y partidos, y que año tras año, la Champions está amañada para favorecer al Real Madrid y perjudicar a todos los demás. Como si España fuera la mayor potencia europea y el Real Madrid su equivalente deportivo.
¡No señores! El resto de Europa no es estúpido. El Real Madrid no tiene tanto poder. Y si así fuere, todos los demás equipos son tan cómplices como estúpidos, al formar parte de una competición que saben que nunca podrán ganar.
Sólo a un descerebrado o a un fracasado frustrado se le ocurre pensar que un árbitro comprado esperará a la prorroga para dar un penalti a favor al Real Madrid. ¿Por qué no hacerlo en cualquier otro momento del partido cuando habría levantado menos sospechas? O mejor aun, ¿por qué ese mismo árbitro anuló un gol al Real Madrid en la primera mitad? Si el objetivo era ayudar a los blancos, el árbitro lo tenía muy fácil.
El problema es que la mentira y la coherencia no suelen llevarse muy bien, y si apelas a la injuria para desmerecer al rival o para ocultar tus propios fallos, entonces corres el riesgo de perder credibilidad, y sobre todo, te expones a que tarde o temprano, la historia termine poniéndote en tu lugar. Justo al lado de los fracasados
